“Traigan todo el diezmo a la tesorería, y haya alimento en mi casa. Y pruébenme en esto –dice el Señor Todopoderoso–, a ver si no abro las ventanas del cielo y vacío sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 20 de enero, 2023

Lee el documento más completo de Elena de White sobre el diezmo en Testimonios para la iglesia, t. 9, pp. 197–202. Estudia la Sección III de Consejos sobre mayordomía cristiana, pp. 69-112.

“Si todos los diezmos de nuestro pueblo fluyesen a la tesorería del Señor como debieran, se recibirían tantas bendiciones que los dones y las ofrendas para los propósitos sagrados quedarían multiplicados diez veces, y así se mantendría abierto el conducto entre Dios y el hombre” (TI 4:465). Esta es una afirmación asombrosa. Si todos diezmáramos fielmente, Dios nos bendeciría con fondos para aumentar nuestras ofrendas en un mil por ciento.

“En el tercer capítulo de Malaquías se encuentra el contrato que Dios ha hecho con el hombre. Aquí el Señor especifica la parte que desempeñará al otorgar sus grandes dones a aquellos que le devuelvan fielmente los diezmos y las ofrendas” (Elena de White, Review and Herald, 17/12/1901).

“Todos deben recordar que lo que Dios exige de nosotros supera cualquier otro derecho. Él nos da abundantemente, y el contrato que él ha hecho con el hombre es que una décima parte de las posesiones de este sea devuelta a Dios. Él confía misericordiosamente sus tesoros a sus mayordomos, pero dice del diezmo: Es mío. En la proporción en que Dios ha dado su propiedad al hombre, el hombre debe devolverle un diezmo fiel de toda lo que gana. Este arreglo preciso lo hizo Jesucristo mismo” (TI 6:384).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Reflexiona sobre esta idea de que la práctica del diezmo no se originó en el antiguo Israel. ¿Cómo nos ayuda este hecho a comprender la perpetuidad de esta obligación de nuestra parte ante Dios?
  2. En clase, analicen la pregunta planteada al final del estudio del lunes. Piensen en lo que sucedería si la gente decidiera enviar su diezmo a otro lugar. ¿Qué pasaría con nuestra iglesia? ¿Todavía tendríamos una iglesia? ¿Qué tiene de malo la actitud que dice: Bueno, mi diezmo es tan pequeño en contraste con todo lo demás que no importa? ¿Y si todos pensaran así?
  3. Comparte con otros lo que has aprendido y experimentado al devolver el diezmo. ¿Qué puedes enseñar a los demás sobre la práctica?