“Y todo lo que hagan, háganlo con todo el corazón, como para el Señor y no para los hombres; seguros de que recibirán del Señor la recompensa de la herencia; porque ustedes sirven a Cristo el Señor” (Col. 3:23, 24).
BUSCAR CONSEJOS PIADOSOS
Hay decenas de gurús seculares sobre el manejo del dinero, pero Dios nos advirtió que no los consultáramos para la administración de los bienes que él nos ha confiado. “Dichoso el hombre que no anda en el consejo de los malos ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en silla de burladores. Antes en la ley del Señor se deleita, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará” (Sal. 1:1–3).
De modo que la persona que se deleita en la Ley del Señor (la Ley, aquí, podría entenderse más ampliamente como la Palabra de Dios) será bendita. ¿Tan sencillo es eso? Y prosperará: tendrá éxito.
Lee Proverbios 3:5 al 8. ¿Cómo aplicamos este principio en nuestras cuestiones financieras básicas?
El consejo bíblico nos brinda elementos muy valiosos para seguir:
- Organízate. Desarrolla un plan de gastos (Prov. 27:23, 24). Muchas familias simplemente viven con lo justo, apenas les alcanza para llegar a fin de mes. Sin un plan sencillo para ganar, gastar y ahorrar, la vida es mucho más estresante.
- Gasta menos de lo que ganas. Decide vivir dentro de tus posibilidades (Prov. 15:16). Muchas familias de países occidentales realmente gastan más de lo que ganan. Esto solo es posible gracias a la disponibilidad de crédito y débito. Muchos problemas atormentan a los que están endeudados.
- Ahorra una parte de cada período de pago (Prov. 6:6–8). Ahorramos para hacer compras más grandes en el futuro y para hacernos cargo de gastos no planificados, como accidentes o enfermedades. Algunos ahorros se pueden utilizar para planificar el momento en que, debido a la edad avanzada, ya no podamos trabajar.
- Evita las deudas como a la COVID-19 (Prov. 22:7). Los intereses son un gasto del que se puede prescindir. Una persona o una familia que vive con deudas, es decir, con dinero prestado, en realidad vive hoy con dinero que espera ganar en el futuro. Si se produce algún cambio en la vida, puede resultar en un grave aprieto económico.
- Sé un trabajador diligente. “El perezoso desea mucho, y nada alcanza; pero los diligentes serán prosperados” (Prov. 13:4).
- Sé fiel a Dios, en lo financiero (Deut. 28:1–14). Ninguna familia puede darse el lujo de vivir sin la bendición de Dios.
- Recuerda que esta Tierra no es nuestro verdadero hogar. Nuestra forma de administrarnos dice mucho acerca de cuáles son nuestras prioridades (ver Mat. 25:14–21).