“Y oí una voz del cielo que dijo: ‘Escribe: ¡Bienaventurados los que de aquí en adelante mueren en el Señor! Sí, dice el Espíritu, para que descansen de sus fatigas y sus obras les sigan’ ” (Apoc. 14:13).

CARIDAD EN EL LECHO DE MUERTE

miércoles 8 de marzo, 2023

¿Qué principios podemos extraer de los siguientes pasajes con respecto a nuestra actitud ante el dinero?

1 Tim. 6:17 2 Cor. 4:18 Prov. 30:8 Ecl. 5:10 El dinero puede dominar poderosamente a los seres humanos, y esto ha llevado a muchos a la ruina. ¿Quién no ha oído hablar de gente que ha hecho cosas terribles debido al dinero, aun cuando ya tenía mucho capital?

Sin embargo, esto no tiene por qué ser así. Mediante el poder de Dios, podemos vencer el intento del enemigo de tomar lo que debía ser una bendición (posesiones materiales) y convertirlas en una maldición.

En el contexto de ser buenos mayordomos en preparación para la muerte, un peligro que enfrenta la gente es la tentación de acaparar posesiones ahora, justificando esa acumulación con la idea de que, bueno, “cuando muera, entonces puedo darlo todo”. Aunque es mejor que gastarlo todo ahora (un multimillonario había dicho que sabía que habría vivido bien solo si el cheque de su funeral es rechazado), podemos y debemos hacer algo mejor que eso.

“Vi que muchos se abstienen de dar para la causa y procuran acallar la conciencia diciendo que serán caritativos al morir; ni siquiera se atreven a ejercitar fe y confianza en Dios contribuyendo algo mientras tienen vida. Sin embargo, esta caridad de último momento no es lo que Cristo requiere de sus seguidores; no excusa de ninguna manera el egoísmo de los vivos. Aquellos que se aferran a su propiedad hasta el último momento la entregan más bien a la muerte que a la causa. Continuamente se experimentan pérdidas. Los bancos quiebran y la propiedad se consume de mil maneras. Muchos se proponen hacer algo, pero dilatan el asunto, y Satanás obra para evitar que los recursos entren del todo en la tesorería. Se pierden antes de ser devueltos a Dios, y Satanás se regocija porque así ocurre” (TI 5:144).

¿Por qué debemos tener mucho cuidado en cómo justificamos el uso de cualquier bendición material que tengamos?