“Y oí una voz del cielo que dijo: ‘Escribe: ¡Bienaventurados los que de aquí en adelante mueren en el Señor! Sí, dice el Espíritu, para que descansen de sus fatigas y sus obras les sigan’ ” (Apoc. 14:13).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 10 de marzo, 2023

Elena de White escribió dos capítulos sobre este importante tema de la distribución de nuestros bienes. Ver Testimonios para la iglesia, “A padres ricos”, t. 3, pp. 132–146; “Los testamentos y legados”, t. 4, pp. 468–476.

También hay una parte que analiza la planificación patrimonial en Consejos sobre mayordomía cristiana, pp. 313–325. Elena de White también escribió: “Aquello que muchos se proponen postergar hasta que estén por morir, si fuesen verdaderos cristianos lo harían mientras están gozando plenamente de la vida. Se consagrarían ellos mismos y su propiedad a Dios, y mientras actuasen como mayordomos suyos tendrían la satisfacción de cumplir su deber. Haciéndose sus propios ejecutores, satisfarían los requerimientos de Dios ellos mismos antes de pasar la responsabilidad a otros” (TI 4:471).

¿Qué quiere decir con “Haciéndose sus propios ejecutores”? En un testamento habitual, el que hace el testamento nombra a un ejecutor o albacea para distribuir los bienes después de su muerte en consonancia con sus deseos expresados en el testamento. Al convertirte en tu propio albacea, simplemente distribuyes tus bienes mientras vives. Al hacerlo, tendrás la satisfacción de ver los resultados y de saber que estás manejando adecuadamente los talentos que Dios te ha encomendado.

Para el cristiano, la segunda venida de Cristo es la “bendita esperanza”. Todos hemos imaginado lo asombroso que será ver a Jesús viniendo en las nubes del cielo. Estamos ansiosos por escuchar las palabras “Bien hecho”. Pero, ¿y si debemos pasar al descanso antes de que Jesús regrese? Si hemos seguido su voluntad revelada, ahora podemos tener la satisfacción de ver que la obra avanza gracias a nuestros esfuerzos, sabiendo que gracias a nuestro plan patrimonial la obra continuará después de que no estemos.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Aunque ahora podemos hacer tesoros en el Cielo, ¿por qué eso no es lo mismo que tratar de conseguir, o incluso “comprar”, tu camino a la salvación?
  2. Si bien debemos ser generosos al dar de lo que tenemos ahora, también debemos ser sabios. ¿Cuántas veces hemos escuchado, especialmente a los que ponen fechas, pedir dinero porque tal o cual acontecimiento va a suceder en tal o cual fecha, y como nuestro dinero será inútil para ese entonces, será mejor que lo enviemos a su ministerio ahora? ¿Cómo podemos aprender a discernir entre este engaño y las formas legítimas en que podemos usar nuestro dinero aun ahora para la causa de Dios?