“Ofrece a Dios sacrificios de alabanza, y paga tus votos al Altísimo, e invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás” (Sal. 50:14, 15).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Aunque la Biblia no amonesta sobre la riqueza, tampoco dice que la riqueza fomente nuestro compromiso espiritual. Más bien, hay peligro de que ocurra lo contrario. “El amor al dinero y el deseo de riquezas son la cadena dorada que los tiene sujetos a Satanás” (CC 39).
A decir verdad, desde la fundación del cristianismo, nunca se ha disfrutado de tales riquezas y comodidades como las que disfruta hoy la iglesia en muchos países del mundo. La pregunta es: ¿A qué costo? Seguramente esa prosperidad influye sobre nuestra espiritualidad, y no para bien. ¿Desde cuándo la riqueza y la abundancia material han fomentado las virtudes cristianas de abnegación y sacrificio? Llegar a casa y tener los refrigeradores repletos con más alimentos de los que podemos consumir, tener uno o dos autos, tomar vacaciones anuales, comprar en línea, y tener lo último en computadoras y teléfonos inteligentes en el hogar, ¿puede hacer que sea más fácil no amar el mundo ni las cosas del mundo? Aunque muchos miembros de nuestra iglesia no tienen estos lujos, muchos sí los tienen, a expensas de su propia alma. No estamos hablando de los “ricos” de ahora, como los millonarios y demás; ellos al menos saben que son ricos y pueden prestar atención (si así lo desean) a las advertencias bíblicas que se les dan. Más bien hablamos de muchos, incluso de clase media, que entre teléfonos inteligentes, iMacs, aires acondicionados y SUVs, están lo suficientemente engañados como para pensar que, porque son solo de “clase media”, no corren peligro de quedar atrapados en su propia prosperidad. Por eso, el diezmo puede ser, al menos, un poderoso antídoto espiritual contra los peligros de la riqueza, incluso para quienes no son particularmente “ricos”.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Aunque no seamos ricos según los modelos del mundo, ¿por qué todos debemos tener cuidado con nuestra actitud hacia el dinero y la riqueza?
- ¿Qué cosas prácticas podemos hacer, además de diezmar, que pueden ayudarnos a no quedar demasiado atrapados en las cosas de este mundo?
- ¿Qué sucedería mañana si, de repente, no pudieras comprar ni vender porque estás entre los que “guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc. 14:12)? ¿Cómo le iría a tu fe?