“Entonces vi otro ángel que volaba por el cielo con el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la Tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6).
EL EVANGELIO “ETERNO”
Observa cómo comienza Apocalipsis 14:6, el inicio del mensaje de los tres ángeles: el evangelio “eterno”. Si no entendemos la profundidad del evangelio, no apreciaremos el mensaje de los tres ángeles. Nunca podremos comprender cabalmente los elementos del mensaje de la hora del Juicio de Dios, la caída de Babilonia ni la marca de la bestia si no entendemos el evangelio.
Lee 1 Corintios 15:1 al 4; Romanos 3:24 al 26; y 5:6 al 8. ¿Cómo se plantea el “evangelio eterno” en estos pasajes? ¿Qué gran esperanza se nos presenta aquí?
El evangelio es la increíble noticia de la muerte de Cristo por nuestros pecados, de su gloriosa resurrección, y de su eterno amor y preocupación por nosotros. Por la fe en su sangre derramada y en su poder para resucitar, nos libramos del castigo del pecado y de su poder. Cristo absorbía los pensamientos del apóstol Pablo y estaba en el centro de su enseñanza y su predicación. El Cristo crucificado lo redimió de la condenación y la culpabilidad de su pasado. El Cristo resucitado le dio poder para el presente, y el Cristo que regresa le dio esperanza para el futuro.
Observa cuatro aspectos en estos pasajes de Romanos: 1. Somos justificados gratuitamente por la gracia. 2. La gracia es una declaración de la justicia de Dios. 3. La gracia justifica a quienes aceptan a Jesús por fe. 4. Dios mostró su amor por nosotros cuando aún éramos pecadores. No merecemos la gracia de Cristo, no somos dignos de ella ni la podemos
ganar. Jesús sufrió la agonizante y dolorosa muerte que experimentarán los pecadores perdidos. Él padeció íntegramente la ira, o el juicio, del Padre contra el pecado. Fue rechazado para que nosotros pudiéramos ser aceptados. Él murió la muerte que era nuestra, para que nosotros pudiéramos vivir la vida que era suya.
¿Nos sorprende, entonces, que la salvación deba ser por fe, sin las obras de la Ley? ¿Qué podríamos agregar? ¿Qué podrían añadir nuestras obras, incluso las que hacemos con la mejor intención y llenos del Espíritu Santo, a lo que Cristo ha hecho por nosotros en la Cruz?
Y este plan, el plan de salvación, se puso en marcha incluso antes del principio del tiempo (2 Tim. 1:9; Tito 1:2; Efe. 1:4), lo que ayuda a explicar por qué se llama “el evangelio eterno”. Antes de crear el mundo, Dios sabía lo que sucedería, por lo que instituyó el plan de salvación para hacer frente a la crisis cuando finalmente llegara.