“Entonces vi a otro ángel que subía del este con el sello del Dios vivo. Y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, quienes habían recibido poder de dañar la Tierra y el mar, y les dijo: ‘No dañen la Tierra, ni el mar, ni los árboles, hasta que sellemos en sus frentes a los siervos de nuestro Dios’ ” (Apoc. 7:2, 3).
LA MARCA DE LA BESTIA
Lee Apocalipsis 14:9 y compáralo con Apocalipsis 14:12. ¿Dónde se coloca la marca de la bestia? (Ver Deut. 6:8; 11:18). ¿Qué dos características contrastan al pueblo de Dios con quienes reciben la marca de la bestia?
Un grupo adora a la bestia, y el otro guarda los mandamientos de Dios (que incluyen el cuarto, un Mandamiento que el poder de la bestia intentaría cambiar) y tiene la fe de Jesús. Ese es el contraste. Al obrar por medio de las bestias que suben del mar y de la Tierra, el diablo intenta socavar la autoridad de Dios atacando la esencia de la adoración; es decir, el sábado. La marca de la bestia se coloca en la frente o en la mano. La frente es un símbolo de la mente, donde se encuentran la conciencia, la razón y el juicio; por otro lado, la mano es un símbolo de acciones y hechos.
Se acerca el día –y probablemente sea antes de lo que imaginamos– en que se aprobarán leyes que restringirán nuestra libertad religiosa. Quienes siguen la Palabra de Dios a conciencia y guardan el verdadero día de reposo del Señor serán tachados de enemigos de la unidad y el bien de la sociedad.
“Los que honran el sábado de la Biblia serán denunciados como enemigos de la ley y el orden, como quebrantadores de las restricciones morales de la sociedad, y por lo tanto causantes de anarquía y corrupción, las cuales atraen sobre la Tierra los juicios de Dios. Sus escrúpulos de conciencia serán denunciados como obstinación, terquedad y desprecio de la autoridad. Serán acusados de deslealtad hacia el Gobierno” (CS 649).
La Iglesia de Roma afirma que el domingo es la “marca” de su autoridad eclesiástica. “Por supuesto, la Iglesia Católica afirma que el cambio fue acto suyo. [...] Y el acto es una marca de su poder y autoridad eclesiásticos en asuntos religiosos” (The American Catholic Quarterly Review, enero de 1883).
Apocalipsis predice que en el futuro, en un momento de crisis internacional, nuestro mundo se enfrentará a algún tipo de transformación radical en los niveles político, social, religioso y moral, por la que la observancia del domingo se hará cumplir y luego se convertirá en “la marca de la bestia”. Una vez más, no se nos dice cómo se desarrollará todo esto. La Escritura solo nos da líneas generales, pero suficientes como para mostrarnos que el Gran Conflicto culminará en torno al tema de la adoración de la bestia o del Creador y que el sábado jugará un papel central.
¿De qué manera la humanidad siempre ha estado dividida en función de estar del lado de Dios o de Satanás? ¿Por qué no puede haber un término medio? ¿Cómo podemos saber, con seguridad, de qué lado estamos realmente?