CRISTO HABITA EN TU CORAZÓN
Compara el pedido de oración anterior de Pablo, Efesios 1:16 al 19, con su súplica en favor de los creyentes en Efesios 3:14 al 19. ¿En qué se asemejan estos dos pedidos?
Detrás de las traducciones al español de Efesios 3:14 y 15 hay un importante juego de palabras. Cuando Pablo dice que se inclina ante “el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda la familia de los cielos y la tierra”, está explorando la conexión fonética entre la palabra griega para Padre, patēr, y el término griego para familia, patria. En Efesios, Pablo celebra la naturaleza integral del plan de salvación de Dios, que abarca todas las cosas (Efe. 1:9, 10) para siempre (Efe. 1:21). Y aquí afirma que “toda la familia de los cielos y la tierra” pertenece al “Padre”. Toda familia (patria) toma su nombre del Padre (patēr). ¡Esta es una muy buena noticia!
Reflexiona sobre este pensamiento: Tu familia, a pesar de sus imperfecciones y fallas, pertenece a Dios. Tu familia no está en las garras crueles del destino, sino en las manos cariñosas de Dios. Dios ama a las familias imperfectas. Llevan el nombre divino. Llevan la marca de su propiedad.
En Efesios 3:16 al 19, Pablo pide a Dios que conceda a los creyentes una abundante experiencia espiritual marcada por la fortaleza interior mediante la presencia del Espíritu (Efe. 3:16)y la intimidad con Cristo, a quien también describe morando en el interior (Efe. 3:16, 17), y una identidad espiritual estable y segura (“arraigados y fundados en amor”, Efe. 3:17).
Cuando Pablo busca ofrecer alabanzas a Dios por el alcance expansivo de las bendiciones ofrecidas a los creyentes, no incluye tres dimensiones, sino cuatro: “la anchura y la longitud, la profundidad y la altura” (Efe. 3:18). No identifica claramente a qué se aplican estas dimensiones, aunque obviamente describen la gran magnitud de algo importante. Esto deja un rompecabezas interesante para los estudiosos de la Biblia. Estas dimensiones, ¿describen la sabiduría de Dios (comparar con Job 11:5-9, que utiliza cuatro dimensiones); el poder de Dios (comparar con Efe. 3:16, 17); o quizás el templo espiritual de Efesios 2:19 al 22 (comparar con Ezequiel 43:13–16, que utiliza cuatro dimensiones; Amós 7:7, 8; Apoc. 11:1, 2)? Quizá lo mejor sea ver estas cuatro dimensiones como una descripción de la inmensidad del “amor de Cristo” (Efe. 3:18), y considerar que la frase “comprender [...] la anchura y la longitud, la profundidad y la altura” (Efe. 3:18) es paralela a la siguiente frase: “Conocer ese amor [de Cristo]” (Efe. 3:19; comparar con Rom. 8:35–39). De cualquier modo que veamos sus palabras, son buenas noticias.