“Por tanto, vayan a todas las naciones, hagan discípulos bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mat. 28:19).
EL MUNDO: LA ARENA DE LA MISIÓN
Lee Apocalipsis 7:9 y 10. ¿Qué sugiere este pasaje acerca del alcance geográfico de la misión de Dios?
En la lección de esta semana, se han analizado intencionalmente dos textos fundamentales sobre la misión que enfatizan la centralidad de la formación de discípulos en la Gran Comisión y el mensaje del evangelio eterno. Curiosamente, ambos textos tienen al menos un punto en común: el “dónde” de la misión. Dicen así: “Por tanto, vayan a todas las naciones, hagan discípulos” (Mat. 28:19, énfasis añadido), “a los que habitan en la tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6, énfasis añadido).
En otras palabras, el evangelio de Cristo debe llegar a todas las clases, a todas las naciones, a todas las lenguas y a todos los pueblos. La influencia del evangelio es unir a los salvos en una gran hermandad. Solo tenemos un modelo que imitar, y es Cristo. Si aceptamos la verdad tal como es en Jesús, se derribarán los prejuicios y los celos nacionalistas, y el espíritu de verdad fundirá nuestros corazones en uno solo.
Cuando Jesús dijo: “Me serán testigos” (Hech. 1:8), tenía en mente tres zonas geográficas diferentes:
Primera zona: “Me serán testigos en Jerusalén”. En aquel momento, sus discípulos estaban muy cerca de Jerusalén. De esta manera, básicamente Jesús les estaba diciendo: “Empiecen a compartir su experiencia con Dios con la gente que está cerca de ustedes”. La misión comienza en casa, con la familia, con los vecinos, con los amigos. Este es el lugar supremo de nuestra misión.
Segunda zona: Luego sigue diciendo: “En toda Judea, en Samaria”. Nuestra misión implica también a los que, en cierto modo, están cerca, pero al mismo tiempo alejados de nosotros. En este grupo hay personas que quizás hablen el mismo idioma que nosotros, personas que tienen una cultura similar, pero que no viven ni comparten la misma realidad que nosotros. Este es nuestro siguiente lugar misionero.
Tercera zona: Además de esto, Cristo dice: “Y hasta lo último de la tierra”. La misión de Dios nos llama a alcanzar a gente de todos los lugares, las naciones, los grupos de personas, las lenguas y las etnias. Este es nuestro último lugar de misión.
Desafío: Ora todos los días de esta semana por la comunidad donde vives. Dios te ha colocado allí por una razón.
Desafío avanzado: Investiga la demografía de tu zona (qué tipo de gente vive a tu alrededor): su trasfondo étnico y religioso; si hay ancianos, jóvenes, pobres, ricos, idiomas que se hablan, etc. Pide a Dios que te muestre cómo puedes ser un canal de su amor para ellos.