“¿Qué aprovecha el hombre si gana el mundo entero y pierde su vida? ¿Qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” (Mat. 16:26).
NAAMÁN
Cristo murió por todos, independientemente de su origen, riqueza, etnia o estatus. Dios está alcanzando a poderosos del mundo no cristiano y espera que vivan a la altura de la luz que tienen (ver Elena de White, Los hechos de los apóstoles, pp. 342, 343).
Lee 2 Reyes 5:1 al 19. ¿Qué podemos aprender de esta historia acerca de la manera de alcanzar a la gente para el Señor?
En 2 Reyes 5:17 al 19, Naamán hizo dos peticiones inusuales después de que Dios lo sanó de la lepra. En primer lugar, pidió llevar dos mulas cargadas de tierra de Israel a Siria, con el propósito de adorar al Dios vivo. Dijo: “Porque de aquí en adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni ofrenda a otro dios sino al Señor” (2 Rey. 5:17). En segundo lugar, Naamán pidió permiso para inclinarse junto a su rey, aunque ya no adoraría a los dioses de su rey.
Ahora Naamán creía en el único Dios verdadero. Sin embargo, todavía tenía creencias paganas. Su pedido de llevarse tierra de Israel indicaba que no entendía completamente al Dios creador. Tal vez supuso que necesitaba llevar tierra porque, en su cosmovisión, Dios es territorial, como sus antiguos dioses; ¿o tal vez quería construir un altar con la tierra de Israel? De cualquier manera, su creencia en Dios estaba mezclada con sus antiguas creencias. La historia de Naamán ofrece un contexto para los no cristianos que se acercan a Cristo en la actualidad. Una lección que podemos aprender de la historia de Naamán es que los cambios de cosmovisión llevan tiempo.
La segunda petición era más preocupante. ¿Por qué Naamán pedía permiso para inclinarse junto con su rey para luego pedir a Dios que lo perdonara? La respuesta del profeta nos da una pista: “Ve en paz” (2 Rey. 5:19). Como poderoso de Siria, Naamán tenía deberes que cumplir que suponían un reto para su nueva fe. Es importante que los nuevos creyentes, especialmente los que provienen de otras religiones, reciban apoyo y orientación para hacer frente a las exigencias culturales y sociales de su vida pasada antes de ser una persona de fe.
Recuerda, Naamán dejó su país impío como leproso y regresó como un hombre sanado y un discípulo del Dios creador. Acababa de comenzar su experiencia. Necesitaba tiempo para crecer.
¿Qué lecciones debemos aprender de esta historia acerca de no presionar a la gente demasiado rápido, especialmente a quienes vienen de una cultura o trasfondo no cristiano?