“Lo que hemos oído y entendido, que nuestros padres nos contaron. No las ocultaremos a sus hijos, contaremos a la generación venidera las alabanzas del Señor, su fortaleza y las maravillas que hizo” (Sal. 78:3, 4).
RECORDAR LA HISTORIA Y ARREPENTIRSE
Lee Salmo 106. ¿Qué acontecimientos históricos y sus lecciones se destacan en este salmo?
Salmo 106 evoca también los principales acontecimientos de la historia de Israel, como el Éxodo, el peregrinaje en el desierto y la vida en Canaán. Recalca los atroces pecados de los padres que culminaron en el exilio de la nueva generación. De esta manera, es casi seguro que el salmo se haya escrito cuando la nación estaba en Babilonia, o después de haber ocurrido la repatriación, y el salmista, inspirado por el Espíritu Santo, relató para el pueblo de Dios estos incidentes históricos y las lecciones que el pueblo debería haber aprendido de ellos.
También este salmo, como los demás, apunta a la fidelidad divina a su Pacto de gracia, pacto por el que salvó a su pueblo en el pasado (Sal. 106:45). Expresa la esperanza de que Dios volverá a mostrar su favor al pueblo arrepentido y lo reunirá de entre las naciones (Sal. 106:47). La súplica por la liberación presente no es una ilusión, sino una oración de fe cimentada en la seguridad de las liberaciones pasadas de Dios (Sal. 106:1-3) y en el carácter inquebrantable de la fidelidad de Dios a su pacto con su pueblo.
Recordar los fracasos históricos de Israel en Salmo 106 es parte integral de la confesión de los pecados por parte del pueblo y del reconocimiento de que no son mejores que sus antepasados. La generación actual admite que es aún peor que sus antepasados, porque conoció las consecuencias de las iniquidades de las generaciones pasadas y la manera en que Dios ejerció su gran paciencia y su gracia al salvarlos, a pesar de que en el pasado habían andado deliberadamente por malos caminos. Si esto era así para ellos, piensa cuánto más para nosotros hoy, que tenemos la revelación del carácter de Dios y su gracia salvífica revelados en Jesús y en la Cruz.
Lo bueno de Salmo 106 es que el amor inquebrantable de Dios siempre prevalece por sobre los pecados del pueblo (Sal. 106:8-10, 30, 43-46). El papel clave de Moisés y Finees en alejar la ira de Dios señala a la importancia de la intercesión de Cristo en favor de los creyentes. Solo la experiencia personal de la gracia de Dios puede transformar una historia pasada en nuestra historia.
Salmo 106:13 dice: “Pero pronto olvidaron sus obras y no esperaron en su consejo”. ¿Por qué a nosotros también nos resulta tan fácil olvidar y no esperar, en nuestra vida?