“Porque no nos ha dado Dios espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Tim. 1:7).
LA MARCA DE LA BESTIA
Puesto que ciertos acontecimientos finales –como el decreto de muerte y la imposición de la marca de la bestia– aún no han sucedido a pesar del paso del tiempo, algunos han expresado dudas e incluso escepticismo acerca de nuestra interpretación de los eventos finales, incluyendo el papel central del sábado y del domingo en la etapa final del Conflicto.
El libro de Apocalipsis es claro: adoramos al Creador o a la bestia y a su imagen. Y, dado que el séptimo día, el sábado semanal, es desde el Edén mismo la señal de Dios como Creador (ver Gén. 2:1-3), no debería sorprender que el sábado ocupe un lugar central en la adoración al Creador. Además, no es coincidencia que el poder representado por la bestia surgida del mar sea el mismo que pretendió modificar el mandamiento que ordena observar el sábado como día de adoración al Creador por el domingo, lo cual no es autorizado por la Biblia. Con estos antecedentes en mente, la idea de que el sábado y el domingo intervendrán en la cuestión de la adoración, ya sea al Creador (ver Apoc. 14:6, 7) o a la bestia, tiene mucho sentido. Además, tenemos en el Nuevo Testamento un precursor acerca de la cuestión del sábado, o séptimo día, como día de adoración en contraposición con la ley humana.
Lee Mateo 12:9 al 14 y Juan 5:1 al 16. ¿Por qué quisieron los líderes religiosos matar a Jesús?
En Mateo 12:9 al 13, ¿cómo respondieron los líderes religiosos cuando Jesús sanó en sábado al hombre que tenía una mano seca? “Pero los fariseos salieron y conspiraron contra Jesús para matarlo” (Mat. 12:14). ¿Matar a alguien a causa del sábado? En Juan 5:1 al 16, después de otra curación milagrosa realizada en el séptimo día, los líderes “perseguían a Jesús, y procuraban matarlo, porque hacía estas cosas en sábado” (Juan 5:16).
¿Muerte a causa de la tradición humana (nada en la Biblia prohibía curar a alguien en sábado, así como nada en la Biblia ha puesto el domingo en lugar del sábado) versus el día de reposo bíblico (sábado, séptimo día de la semana)? Aunque la cuestión específica allí descrita no es la misma que en los acontecimientos finales, se parece bastante: la ley humana en oposición a la de Dios. En ambos casos, la ley cuestionada tiene que ver con el sábado bíblico.
¿Morir a causa de uno de los mandamientos de Dios? ¿Cómo podría alguien racionalizar la situación para procurar una escapatoria?