“Porque no nos ha dado Dios espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Tim. 1:7).

LA ADORACIÓN DE LA IMAGEN

lunes 16 de junio, 2025

La atención que Nabucodonosor prestó a Daniel y a su Dios en un principio, cuando estaba aún impresionado por lo que se le reveló (ver Dan. 2, especialmente los versículos 46-48), no duró mucho.

Lee Daniel 3:1 al 12. ¿Qué implica el hecho de que la estatua fuera solo de oro y que el rey exigiera que se la adorara?

El rey subrayó su desafío al mensaje de Dios construyendo una estatua que estaba hecha solo de oro. ¿Cuál era el mensaje? Que Babilonia nunca caería y que Nabucodonosor siempre sería rey. Quienquiera que se atreviera a desafiar esa idea sería ejecutado. Esto sirve como un poderoso recordatorio de que nuestro deseo humano de autodeterminación puede cegarnos e impedir que aceptemos la verdad acerca de cómo se desarrollará el Gran Conflicto.

Nabucodonosor manifiesta en algunos sentidos características de Lucifer, ya que era ambicioso, engreído y orgulloso como para rebelarse abiertamente contra la autoridad de Dios. En otros aspectos, por supuesto, hay marcadas diferencias. Nabucodonosor aceptó finalmente al Dios verdadero y es probable que lo encontremos en el Reino que tanto desafió.

Lee en Daniel 3:17 y 18 las desafiantes palabras dirigidas por los tres jóvenes hebreos al rey. ¿Qué nos enseña esto?

Piensa en las salidas que esos tres jóvenes podrían haber considerado para evitar tan peligrosa situación. ¿No sería acaso una muestra de fanatismo dejarse quemar vivos por no ofrecer una simple reverencia? ¿No podrían haber fingido, inclinándose para ajustar su calzado mientras oraban a Dios? ¿Valía realmente la pena lo que les esperaba? Pensaban obviamente que sí, aunque lo que dijeron mostraba que eran conscientes de que era muy probable que morirían.

¿Cómo podemos evitar las racionalizaciones que comprometen nuestra fe? ¿Qué dice el siguiente texto acerca de una tentación similar: “El que es fiel en lo muy poco también en lo más será fiel; y el que en lo muy poco es injusto también en lo más será injusto” (Luc. 16:10)?