“Después Moisés y Aarón se presentaron ante Faraón, y le dijeron: El Señor, el Dios de Israel, dice así: ‘Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto’. Y Faraón respondió: ‘¿Quién es el Señor para que yo obedezca su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco al Señor, ni tampoco dejaré ir a Israel’ ” (Éxo. 5:1, 2).

EL DIVINO “YO”

martes 15 de julio, 2025

Pobre Moisés. Primero es reprendido por el faraón, y ahora su propio pueblo no hace más que maldecirlo.

Así, pues, Moisés presenta su queja a Dios. En su amargura y decepción por el empeoramiento de las condiciones de Israel, le dice: “¿Por qué tratas tan mal a este pueblo? ¿Para esto me enviaste? Desde que me presenté ante el faraón y le hablé en tu nombre, no ha hecho más que maltratar a este pueblo, que es tu pueblo. ¡Y tú no has hecho nada para librarlo!” (Éxo. 5:22, 23, NVI). El descontento de Moisés con el Señor es obvio y comprensible en vista de la situación.

La respuesta de Dios, sin embargo, es contundente. Él actuará, y de manera muy decidida. “Ahora verás lo que voy a hacer con el faraón” (Éxo. 6:1, NVI).

Lee Éxodo 5:22 a 6:8. ¿Cuál es la respuesta de Dios a Moisés y qué importantes verdades teológicas se destacan aquí?

Dios ya no solo hablará; ahora intervendrá poderosamente en favor de su pueblo. El Señor le recuerda a Moisés algunos hechos pertinentes: (1) Yo soy el Señor; (2) me aparecí a los patriarcas; (3) establecí mi pacto con ellos; (4) he prometido darles la tierra de Canaán; (5) he oído el gemido de los hijos de Israel; y (6) me he acordado de mi compromiso de darles la Tierra Prometida.

Nótese la repetición del pronombre “yo” aplicado por Dios a sí mismo (vers. 2, 6): Yo, el Señor tu Dios, he hecho tal y tal cosa, y por eso puedes confiar en que yo haré por ti lo que te he prometido.

El Señor proclama ahora solemnemente que hará cuatro grandes cosas por Israel porque él es su Señor viviente: (1) “Voy a quitarles de encima la opresión de los egipcios”; (2) “voy a librarlos de su esclavitud”; (3) “voy a liberarlos con gran despliegue de poder y con grandes actos de justicia”, y (4) “haré de ustedes mi pueblo; y yo seré su Dios” (Éxo. 6:6, 7, NVI).

Estas cuatro acciones divinas aseguran y restablecen su relación con su pueblo. Dios es el sujeto de todas estas actividades, y los israelitas son los destinatarios de todos estos beneficios y de su gracia. Dios ofrece estos dones gratuitamente y por amor. Lo hizo entonces en favor de ellos y lo hace ahora en nuestro favor.

¿Qué otros personajes de la Biblia se quejaron ante Dios con buenas razones? ¿Por qué es correcto que a veces derrames tu alma ante Dios e incluso te quejes de tu situación? ¿Por qué, sin embargo, debes hacerlo siempre con fe y confianza?