"Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó" (Génesis 1:27)
Desnudos, pero no avergonzados
Es muy difícil, para nosotros, imaginarnos plenamente la condición moral de Adán y de Eva en el Edén, ya que nuestro concepto del mundo, de la realidad, de todo, está filtrado, teñido y distorsionado por el pecado. Ellos no conocían el dolor, ni el sufrimiento, ni el engaño, ni la traición, ni la muerte, ni la pérdida, ni la vergüenza, especialmente la vergüenza sexual (que tal vez sea la más generalizada en un mundo tan compenetrado hoy con las consecuencias del pecado).
Lee Génesis 2:20 al 25. ¿Qué clase de relación estrecha de intimidad entre Adán y Eva se revela en estos textos?
Como "una carne" (ver Génesis 2:24), Adán y Eva eran íntimos, entonces, no solo con Dios sino también el uno con el otro. El texto es muy claro, sin ambigüedades: estaban desnudos y no se avergonzaban (vers. 25). ¡Eso es pureza e inocencia!
"La inmaculada pareja no llevaba vestiduras artificiales. Estaban rodeados de una envoltura de luz y gloria, como la que rodea a los ángeles. Mientras vivieron obedeciendo a Dios, este atavío de luz continuó revistiéndolos" (PP 26).
No se nos dice exactamente cómo se veía esta luz, cómo actuaba, cuál era su propósito. Solo que, aun con ella, se consideraban "desnudos". El hecho de que no se avergonzaran debió haber significado que esa cubierta de luz no ocultaba completamente su desnudez, pero en ese ambiente sin pecado no importaba, porque no existía la vergüenza.
En un sentido, el énfasis en la desnudez parece revelar la clase de cercanía física que gozaba la pareja sin pecado. Había una franqueza, una transparencia, una inocencia acerca de ellos y de todo lo que ellos hacían que permitía este estado de cosas. Vivían en completa honestidad, sinceridad y libertad el uno ante el otro, y ambos ante Dios. Era, después de todo, como Dios lo había ordenado. ¡Cuán bueno debió haber sido!
¿Cuánta transparencia y franqueza existe en tu propia vida? ¿O estás constantemente escondiendo cosas, tomando atajos morales, disfrazándote con vestiduras que no revelan lo que está sucediendo? (Ver Mateo 10:26.) Si sucede esto último, ¿qué aspectos de tu vida tienes que comenzar a cambiar?