"Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré" (Salmos 63:7)
A la sombra de sus alas
EL ÁGUILA ES COMO UN AVIÓN DE CAZA VIVIENTE. Armada con un pico curvo y garras afiladas como navajas, está pertrechada como si fuese un avión de caza. Es viento y ala, huesos, tendones y sangre. Se alimenta de carroña, es pescadora, y ladrona. El águila se lanza desde las nubes hacia el agua con la velocidad de un ciclón. Cojea sobre su nido con las garras en forma de puño, para no cortar en pedazos a sus pichones. Es majestad, poder y gracia. Es todas esas metáforas, pero es más que la suma de ellas. No sorprende, entonces, que el escritor bíblico haya dejado de comprender la fiera belleza del vuelo del águila.
David mismo usó una imagen similar, en sus salmos, acerca de estar protegido bajo las alas de Dios. Esta semana, meditaremos con David en sus salmos acerca de cómo Dios nos protege y cubre nuestros pecados. Pero, primero, miremos los eventos que inspiraron su necesidad de esta cubierta, y luego procuraremos comprender por qué también nosotros necesitamos ser cobijados bajo esas mismas alas.