"Pero lejos esté de mí gloriarme, si no en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo" (Gálatas 6:14).
GLORIARSE EN LA CRUZ
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 6:11-18; Romanos 6:1-6; 12:1-8; 2 Corintios 4:10; 5:17; 11:23-29.
EL ESTUDIO DE GÁLATAS HA SIDO INTENSO, porque la carta es intensa. Conociendo su vocación, y la verdad de lo que predicaba (como lo dijo muchas veces: esta verdad me vino del Señor), Pablo escribió con pasión inspirada en los profetas del Antiguo Testamento; en un Isaías, un Jeremías, un Oseas. Así como ellos rogaron al pueblo de Dios de su tiempo que se apartaran de su error, Pablo aquí hace lo mismo con los de su tiempo.
Aunque las circunstancias inmediatas eran diferentes, las palabras de Jeremías podrían aplicarse tanto a los gálatas como los de su tiempo: "Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que tengo misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová" (Jeremías 9:23,24).
En ninguna otra parte podrían aparecer en toda su futilidad nuestra sabiduría, riquezas y poder que ante la cruz de Cristo. Este es el centro de la carta de Pablo a los habitantes de Galacia.