"Como zarcillo de oro y joyel de oro fino es el que reprende al sabio que tiene oído dócil" (Proverbios 25:12).

EVALUAR EL CRECIMIENTO DE LA IGLESIA

jueves 21 de junio, 2012

La razón misma por la cual existe nuestra iglesia es aquella por la que debemos evaluarla. Creemos que los Adventistas surgimos en un momento específico de la historia de la Tierra como parte del plan de Dios de llevar el evangelio al mundo. En otras palabras, existimos con el propósito de ganar almas para el Reino.

Lee Apocalipsis 14:6 y 7. ¿Cómo entendemos estos versículos en relación con nuestra identidad como Adventistas del Séptimo Día?

Evaluar cómo nos está yendo es un método para mantenernos fieles a la tarea del modo más efectivo posible. Cualquier evaluación de lo que hace la iglesia debería ser una determinación de cómo los planes de evangelización y testificación afectan el crecimiento de la iglesia. ¿De qué manera aquello en lo que estamos involucrados nos ayuda a alcanzar la meta?

Lee Mateo 6:33; 10:7; 24:14; y Lucas 4:43. ¿De qué hablan estos textos? ¿De qué modo su significado debería impactarnos a nosotros como iglesia, y a nuestro trabajo de testificación y evangelización?

El registro del ministerio de Jesús sobre la Tierra contiene muchas referencias a predicar como una manera de ganar almas para el Reino de Dios. Jesús predicó que el Reino de Dios estaba cercano. Amonestó a los líderes religiosos por cerrar el Reino de Dios y hacer difícil que la gente pudiera entrar. Envió a sus discípulos a predicar el Reino de Dios. Claramente, la meta última de Jesús, los apóstoles y la iglesia era la de ganar gente para el Reino.

Los informes del número de personas que se añadieron a la iglesia en varios momentos y los informes de las iglesias que se establecieron entre los gentiles eran evidencia de que se estaba haciendo una evaluación con respecto a cómo la iglesia estaba alcanzando la meta del crecimiento del Reino.

Jesús hizo una declaración directa y muy poderosa: si no estás con él, estás contra él (Mateo 12:30); si no recoges con él, estás desparramando. Pon a un lado tu profesión de fe o tu nombre en el libro de la iglesia. ¿Estás reuniendo o esparciendo? ¿Cómo justificas tu respuesta?