"Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación" (1 Tesalonicenses 4:7).
VIVIR VIDAS SANTAS
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Tesalonicenses 4:1-12; Mateo 25:34-46; Génesis 39:9; Juan 13:34, 35.
PENSAMIENTO CLAVE: Aunque la sexualidad humana es un don de Dios, se puede abusar de ella, como de todos los otros dones.
LOS TRES PRIMEROS CAPÍTULOS de 1 Tesalonicenses se concentran en el pasado. Sin embargo, en los capítulos 4 y 5, Pablo se vuelve hacia el futuro. Había cosas que faltaban en la fe de los tesalonicenses (1 Tesalonicenses 3:10), y quería ayudarlos a remediar ese déficit. La carta comenzaría ese proceso, pero se podría hacer más cuando Pablo se reuniera con los tesalonicenses otra vez.
Desde 1 Tesalonicenses 4:1, Pablo edifica sobre la amistad que había afirmado en los tres primeros capítulos y ofrece consejos prácticos para la vida diaria de ellos. La preocupación principal (aunque no la única) era la mala conducta sexual. Aunque no se nos dice qué provocó su amonestación, Pablo es muy claro acerca de la necesidad de evitar la inmoralidad sexual. Usa un lenguaje muy fuerte, diciendo que los que rechazan su instrucción no lo rechazan a él, sino al Señor. No obstante, lo que hay que hacer es considerar el sufrimiento que la mala conducta sexual causa en tantas vidas, para comprender por qué Dios habla sobre este tema tan severamente por medio de Pablo.