“Tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:13).
YELMO Y ESPADA
El yelmo de la salvación en Efesios 6:17 está, tal vez, tomado de Isaías 59:17, aunque Pablo lo aplica en forma diferente. En Isaías 59, Dios viste el yelmo de salvación; en Efesios, se llama al cristiano a recibirlo. Mientras que los elementos previos pudieron haber sido diseñados para un soldado que debía ponérselos, el yelmo se les entregaba. Tal vez Pablo usa esta ilustración para enfatizar que la salvación se le "da" en su totalidad.
En 1 Tesalonicenses 5:8, Pablo habla del yelmo como la esperanza de la salvación. En Efesios 6:17, el yelmo es descrito, sencillamente, como la salvación. ¿Cómo puede este cambio de énfasis ayudarnos a explicar la forma en que la salvación puede ser un arma de defensa?
En el Nuevo Testamento, la salvación es una experiencia presente que culminará en la eternidad por medio de la liberación de toda clase de mal. El yelmo victorioso que Dios viste (Isaías 59:17) se le da al creyente como una protección. Siendo que la meta del diablo es privar a los cristianos de su salvación, la seguridad presente de la salvación que se le "da" al creyente, independientemente de sus propias obras, es un arma poderosa para sobrevivir al conflicto. Todo creyente puede, en cualquier conflicto espiritual, proclamar con el salmista: "Señor, potente salvador mío, tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de batalla" (Salmos 140:7).
Después de mencionar el yelmo de salvación, Pablo habla de "la espada del Espíritu", que es la Palabra de Dios. Compara este texto con Hebreos 4:12. ¿Qué verdad importante se transmite en el contexto de nuestra batalla con Satanás?
La tentación de Cristo, registrada en Mateo 4:1-10, ilustra de qué modo la Palabra de Dios puede ser un arma efectiva. El pasaje también provee un incentivo para que los cristianos se fortifiquen con las verdades que están reveladas en ella.
Muchas fuerzas tratan de debilitar nuestra confianza en la Biblia. ¿Cuáles son algunas de esas fuerzas en tu propia sociedad, iglesia o cultura? ¿Cómo puedes defenderte contra todos los intentos (que a veces pueden ser muy sutiles) de debilitar tu confianza en la Palabra de Dios?