En el principio creó Dios los cielos y la tierra
(Gén. 1:1)
LOS CIELOS DECLARAN
"Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz"
(Sal. 19:1-3; ver también Rom. 1:19, 20)
¿Cómo has experimentado la verdad de este pasaje? ¿Cómo nos ayuda la ciencia moderna a apreciar aún más el poder y la sabiduría de Dios como Creador?
No cualquier clase de universo sería capaz de sostener la vida: el universo debe estar muy bien diseñado para que la vida pueda existir. Primero, los bloques de construcción de toda la materia -los átomos- deben ser lo suficientemente estables como para que se puedan crear objetos materiales estables. Esa estabilidad depende de las fuerzas que mantienen juntas sus partes. Los átomos contienen partículas cargadas que se atraen y se repelen mutuamente. Las fuerzas de atracción y repulsión deben estar bien equilibradas. Si las fuerzas de atracción son demasiado fuertes, solo se formarían átomos grandes y no habría hidrógeno. Sin el hidrógeno, no habría agua y, por lo tanto, no habría vida. Si las fuerzas repulsivas son demasiado fuertes, solo se formarían átomos pequeños, como el hidrógeno, y no habría carbono ni oxígeno. Sin oxígeno, no habría agua ni vida. El carbono también es esencial para todas las formas de la vida que conocemos.
Y los átomos no solo deben ser estables, también deben poder interactuar unos con otros para formar muchos compuestos químicos diferentes. Tiene que haber un equilibrio entre las fuerzas que mantienen unidas las moléculas y la energía requerida para romper la molécula, a fin de permitir las reacciones químicas de las que depende la vida.
Los científicos admiran la precisión de nuestro universo para generar y mantener la vida, y esto ha conducido a muchos a comentar que el universo parece planeado por un Ser inteligente.
El mundo debe estar sabiamente diseñado para que exista la vida. La temperatura debe ser compatible con la vida; la distancia del sol, la velocidad de rotación, la composición de la atmósfera, todo debe estar en un equilibrio adecuado. Realmente, la sabiduría de Dios se ve en lo que él ha creado.