“La sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: él prende a los sabios en la astucia de ellos” (1 Corintios 3:19).

LA “SABIDURÍA” DEL MUNDO

miércoles 13 febrero, 2013

Como humanos, hemos obtenido una increíble cantidad de conocimientos e información durante estos últimos doscientos años. Sin embargo, el conocimiento y la información no son lo mismo que la “sabiduría”. Tenemos una mayor comprensión del mundo natural que nuestros antepasados, pero “mayor comprensión” tampoco es lo mismo que sabiduría.

Lee 1 Corintios 1:18-21, y 3:18-21. ¿Cómo ves que estas poderosas verdades se manifiestan en nuestro tiempo y contexto actuales, casi dos mil años después de que fueron escritas?

Hay mucho en el pensamiento humano que desafía la Palabra de Dios. Sea el problema la resurrección de Jesús, la creación misma o cualquier milagro, la “sabiduría” humana (aun cuando se afirme en los “hechos” de la ciencia) debe ser considerada “necedad” cuando contradice la Palabra de Dios.

Además, mucha ciencia actual, especialmente en el contexto de los orígenes del hombre, parte de una perspectiva puramente naturalista. Incluso cuando muchos de los más grandes genios científicos de la historia, Newton, Kepler, Galileo, fueron creyentes en Dios y vieron sus descubrimientos como un medio para explicar la obra de Dios en la creación (Kepler una vez escribió: “Oh, Dios, pienso tus pensamientos después de ti”), tales sentimientos hoy son ridiculizados por sectores de la comunidad científica.

Algunos hasta procuran explicar los milagros en la Biblia alegando que en realidad fueron fenómenos ocurridos naturalmente, y que los antiguos, que ignoraban las leyes de la naturaleza, mal interpretaron como acciones divinas. Hay, por ejemplo, toda clase de teorías naturalistas que procuran explicar la división del mar Rojo como algo que no fue un milagro de Dios. Hace unos pocos años, un científico especuló que Moisés estaba drogado, ¡y que fue una alucinación la idea de que Dios le dio los Diez Mandamientos sobre tablas de piedra!

Por extrañas que suenen algunas de estas cosas, una vez que rechazas la idea de Dios y de lo sobrenatural, tienes que ofrecer alguna otra explicación para ello; y esas son las “locuras” de las que Pablo escribió tan clara y proféticamente.

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