UN DIOS SANTO Y JUSTO
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Joel 1; 2:28, 29; Hechos 2:1-21; Joel 2:31, 32; Romanos 10:13; Mateo 10:28-31.
PENSAMIENTO CLAVE: Dios puede usar las crisis para hacer que su pueblo sea sensible tanto a su dependencia de él como a su necesidad de renovación y reforma espirituales.
EN LA MASIVA PLAGA de langostas y la severa sequía que estaban devastando el reino del sur, de Judá, el profeta Joel –un profeta contemporáneo de Amós y de Oseas– ve una señal de un “grande y espantoso” día de juicio (Joel 2:31). Confrontados con una crisis de tal intensidad y proporciones, él llama a todo el pueblo de Judá a renunciar al pecado y volver a Dios. Describe las langostas como el ejército de Dios y ve en su llegada el castigo de Dios sobre el Israel infiel. Joel profetiza que la plaga de langostas sería algo pálido en comparación con los futuros juicios de Dios, pero que ese mismo juicio traería bendiciones sin paralelo a quienes fueran fieles a Dios y obedecieran sus enseñanzas; es decir, no importa cuán severo fuera el juicio, este podía conducir a la salvación y a la redención de aquellos cuyos corazones se abrieran a la conducción de Dios.