“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”
Juan 15:10
Conclusión
Lee “Disciplina eclesiástica”, Testimonios para la iglesia, t. 7, pp. 248-251 (JT 3:200-204); y “Considerémonos unos a otros”, Testimonios para la iglesia, t. 7, pp. 252, 253.
“‘Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo’. Aquí, otra vez, nuestro deber está claramente puesto delante de nosotros. ¿Cómo pueden los profesos seguidores de Cristo considerar tan livianamente estos mandatos inspirados? [...]
“Conocemos muy poco nuestros corazones, y sentimos muy poco nuestra necesidad de la misericordia de Dios. Por esto la iglesia acaricia tan poco de esa dulce compasión que Jesús manifiesta hacia nosotros, y que debemos manifestar los unos hacia los otros. Debemos recordar que nuestros hermanos son mortales débiles y que yerran, como nosotros mismos. Supónganse que un hermano por falta de vigilancia fue vencido por una tentación y, contrariamente a su conducta general, ha cometido algún error; ¿qué curso de acción deberíamos tomar hacia él? Aprendemos de la historia bíblica que los hombres a quienes Dios usó para hacer una obra grande y buena cometieron pecados graves. Dios no los dejó pasar sin reprenderlos, ni descartó a sus siervos. Cuando ellos se arrepintieron, él los perdonó con su gracia, y les reveló su presencia y actuó por medio de ellos. Permitan que los pobres y débiles mortales consideren cuán grande es su propia necesidad de lástima, y paciencia de Dios y de los hermanos. Que se cuiden de la manera en que juzgan y condenan a otros” (ST, 25 de enero de 1883).
Preguntas para Dialogar:
- Reflexiona sobre el párrafo anterior de Signs of the Times. ¿Por qué es tan importante que otorguemos gracia a los que caen en pecado?
- Piensa en algunos personajes bíblicos bien conocidos que cayeron en pecado, a quienes Dios perdonó y pudo seguir usando. ¿Qué lecciones importantes hay en esos ejemplos para nosotros?
- ¿De qué manera puedes aplicar la disciplina eclesiástica mientras, al mismo tiempo, muestras gracia y misericordia hacia los que caen en pecado entre nosotros? ¿Por qué debemos ver que los dos conceptos, disciplina y gracia, no son contradictorios?