"Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:2,3)

“ESTOS SON TUS DIOSES...”

miércoles 06 julio, 2011

Lee Éxodo 32:1 al 6 y responde las siguientes preguntas:

1. ¿Qué evento catalizador abrió el camino para esta gran expresión de adoración falsa? ¿Qué lecciones deberíamos obtener de esto como adventistas del séptimo día?

2. ¿De qué estaba hecho este falso dios, y qué nos dice esto acerca de cuán infructífera es esta clase de adoración?

3. ¿De qué manera contrasta la adoración a esta estatua con la adoración a Dios?

El pueblo se "levantó a regocijarse"; "se ha corrompido"; "pronto se han apartado" (Éxodo 32:6-8). Difícilmente esto refleja la reverencia y el respeto que debe caracterizar la verdadera adoración.

La multitud mixta (egipcios que habían elegido acompañar a Israel en el Éxodo o que se habían casado con hebreos) sin duda influyó para que el pueblo demandara a Aarón una forma y un estilo de adoración que era familiar para ellos. Cuando Josué oyó el ruido que venía de allí abajo, fue a Moisés sugiriendo que había guerra en el campamento. Pero Moisés, que había vivido en la corte real en Egipto, sabía demasiado bien lo que era ese ruido. Probablemente reconoció los sonidos de la parranda licenciosa: las danzas, la música fuerte, los cantos, los gritos y la confusión general que caracterizaban toda adoración idolátrica (Éxodo 32:17-22).

Al adorar al verdadero Dios, lo hacían con humildad y reverencia. Ahora, al adorar delante de este ternero de oro, se comportaban como animales. Habían cambiado "su gloria por la imagen de un buey" (Salmos 106 :l9, 20). Parece ser un principio de la naturaleza humana que no nos elevamos más que aquello que adoramos o reverenciamos.

Nota cuán rápida y fácilmente comprometieron la verdad en su adoración. Nota cuán rápidamente penetró la cultura local y los apartó del verdadero Dios. ¿Cómo podemos asegurarnos de que, en nuestra adoración, no caigamos en la misma trampa?

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