“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre su simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15).

LA CAÍDA DE LUCIFER

lunes 1 de octubre, 2012

Aunque la Biblia no nos dice explícitamente qué problemas están involucrados en la controversia entre Dios y Satanás, se los puede inferir de pasajes bíblicos como Isaías 14:4-21 y Ezequiel 28:12-19. Originalmente, estos textos representaban reyes paganos de Tiro y Babilonia; pero cuando se los lee con cuidado, hay detalles que van más allá de estos gobernantes del antiguo Cercano Oriente. Apuntan al origen, la posición y la caída de Satanás.

En 1 Timoteo 3:6, Pablo advierte contra la ordenación, al ancianato, de un converso nuevo, advirtiendo que tal acto podría hacer que la persona se envaneciera y cayera en la misma condenación del diablo. ¿De qué manera esta declaración arroja luz sobre los dos pasajes indicados, y de qué modo los tres pasajes nos ayudan a comprender algunos de los problemas implicados en el conflicto?

De los textos citados, se evidencian tres problemas: orgullo, autonomía e independencia. El Antiguo Testamento describe a un ser creado, dependiente, que aspira a ser autosuficiente e independiente. Pero la independencia siempre es de algo o de alguien. Primera de Juan 3:8 dice que el diablo ha pecado desde el principio; 1 Juan 3:4 define el “pecado” como ilegalidad. Por lo tanto, el pecado de Satanás, que era una búsqueda de independencia y autonomía, representó un deseo de liberarse de las “restricciones” de Dios y de sus leyes. Al rehusar mantenerse bajo la autoridad de la Ley de Dios, Satanás mostró querer vivir bajo un conjunto diferente de condiciones. Esta rebelión también implica que, para él, el sistema de leyes del cielo no era el ideal, que había algo que estaba mal. Pero siendo que la Ley de Dios es un reflejo del carácter de Dios, un defecto en la Ley equivaldría a un defecto en el carácter de Dios. Es decir, la rebelión de Satanás era en contra de Dios mismo.

Orgullo, autonomía, independencia. ¿Qué evocan en tu mente estas tres palabras? ¿De qué modo incluso nosotros estamos en peligro de caer en estas trampas, aunque sea sutilmente? Después de todo, bajo las condiciones correctas, ¿qué hay de malo en cualquiera de estas ideas?