"Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos" (Romanos 4:7)

Mirando en el espejo

domingo 27 de marzo, 2011

     Los policias de tres patrulleros siguieron a una mujer que conducia un vehículo y la obligaron a salir de la ruta. Se acercaron con sus armas en la mano. La mujer estaba horrorizada al bajar, con los brazos en alto.

     - ¿Qué hice? - dijo ella, temblando.

     Ellos le pidieron sus documentos, y pronto todos se relajaron y bajaron las armas.

     -Por favor, ¿qué hice de malo? ¿Por qué me hicieron detener? -clamó ella.

     -Bueno -dijo uno de los oficiales-, la vimos manejar alocadamente y haciendo gestos obscenos a los demas conductores.

     -Y ¿por eso me detienen con sus armas en la mano?

     -No, señora, es que vimos en el parachoques trasero algunos símbolos del cristianismo, y supimos que el auto era robado.

     Esta historia ilustra un punto triste: no todos los cristianos, o los que profesan a Cristo, viven a la altura de su fe. Algunos lo hacen mejor que otros, pero todos quedamos cortos. ¿Qué cristiano, al mirarse en el espejo, ve el rostro de alguien que refleja perfectamente el carácter de Jesús? ¿Qué cristiano, no importa cuán fiel sea, al mirarse en el espejo, puede pretender alguna clase de justicia para sí mismo? ¿Qué cristiano, si se observa en el espejo, no se horroriza por lo que él sabe que yace bajo la superficie?

     Lee Isaías 64. ¿Qué mensaje se proclama allí? ¿Qué imágenes relacionadas con la vestimenta describen la justicia humana, y qué significa eso? ¿Qué esperanza se presenta, también, en este capítulo?

 

     La frase "trapos de inmundicia" significa una ropa manchada por la menstruación. ¿Qué imagen más poderosa podría dar la Biblia para describir la justicia humana después de la caída?. Pablo retoma este tema en Romanos 3, donde se afirma que tanto los judíos como los gentiles están en la misma posición ante Dios: pecadores, que necesitan la gracia divina. Isaías 64 puede considerarse como un precursor, del Antiguo Testamento, de Romanos 3, que señala nuestro dilema como pecadores, pero nos deja una esperanza.

     ¿Cuándo fue la ultima vez que te miraste a ti mismo, tus pensamientos, tus motivos interiores y tus deseos? ¿Qué viste? ¿Cuán atemorizadora fue esa visión? ¿Cuál es tu única esperanza?