“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2).

PLANIFICANDO JUNTOS

lunes 14 de mayo, 2012

A menudo, unas pocas personas preparan las metas y las estrategias de las actividades misioneras. Entonces, cuando se han aprobado esos planes, esas pocas personas tratan de que los demás se involucren en las etapas de puesta en práctica. Es mucho mejor conseguir que un grupo mayor se involucre desde el principio. Por esto, el Manual de la Iglesia Adventista del Séptimo Día declara que una preocupación importante de la Junta Directiva de una iglesia es la tarea de planificar y fomentar la evangelización en todas sus fases.

¿Qué nos indican las palabras de Pablo en 1 Corintios 14:40 acerca de la necesidad de tener planes? ¿Cuáles serán los resultados de una falta de planes, o de planes inadecuados?

Hay diversos errores que pueden cometer las iglesias cuando consideran su participación en la tarea evangelizadora. Pueden fijar blancos pero descuidar la presentación de las estrategias necesarias para alcanzarlos; pueden tratar de presentar algunas estrategias sin tener blancos fijos; o pueden intentar alguna de estas cosas sin considerar un proceso de evaluación. Las metas y los planes van juntos, pero los blancos siempre vienen primero, de modo que los planes permitan alcanzar esas metas. Además, el proceso de evaluación ayuda a mantener a la iglesia en la dirección correcta y mide el progreso hacia los blancos.

Los feligreses deberían sentir que los blancos son propios. Los que fijan las metas y están involucrados en la planificación de las estrategias son típicamente los que toman a su cargo la dirección y el proceso. Es importante, por lo tanto, que tantas personas como sea posible tengan algo que decir en todas las fases de la planificación, a fin de que también ellos tengan un sentido de propiedad. Si esto no sucede, entonces es muy probable que los planes de largo alcance lleguen a ser la propiedad de unos pocos elegidos que lucharán para cumplirlos. En este caso, es poco probable que tengan éxito.

Lee el Salmo 37. ¿Qué seguridad podemos encontrar, en este texto, con respecto al éxito de nuestra tarea de evangelizar (así como de muchas otras cosas)? ¿Qué principios y promesas podemos obtener de este pasaje?