"Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Romanos 13:14)

Nuestra morada celestial

jueves 23 junio, 2011

Lee 2 Corintios 5:1 al 4. ¿Qué nos enseña Pablo aquí? ¿Qué esperanza se presenta otra vez aquí? ¿De qué manera encuadran aquí las imágenes de vestiduras?

Mientras estemos en este mundo, en este cuerpo, en esta "casa", estaremos "gimiendo" (una palabra que significa también "suspirar profundamente"). ¿Quién no ha gemido mientras estuvo en esta "morada terrenal", que es nuestro cuerpo actual? Considera el capítulo anterior 1 Corintios 4, hablando del mal que han encontrado los seguidores de Jesús en esta existencia. Después de esta recitación, Pablo escribe los textos que estudiamos hoy.

Es cierto, gemimos, sufrimos y morimos, pero esa no es toda la historia. Tenemos la promesa de estar vestidos en "nuestra morada celestial".

¿Qué dos metáforas, o imágenes, usa Pablo en estos versículos para describir nuestra situación actual y la esperanza que nos espera?

En algunos escritos antiguos, la idea de estar vestidos se veía como similar a estar dentro de una casa. Ambas cosas son externas a nosotros, y ambas presentan cierta protección y cubierta (en el tiempo de Pablo, el nombre de la ropa exterior de las personas de la clase más pobre venía de una palabra que significa "casita"). Cualesquiera que sean las razones, Pablo usa diferentes imágenes para contrastar dos ideas básicas: una vivienda terrenal temporaria en contraste con una celestial y eterna; estar desnudos en contraste con estar vestidos; y la mortalidad (la certeza de la muerte) en contraste con la vida, la vida eterna en Cristo. Al fin, todas estas metáforas hablan acerca de lo mismo: la esperanza que tenemos, al regreso de Cristo, de estar vestidos o albergados en cuerpos inmortales. En otras palabras, estos textos son otra manera de expresar la promesa de vida eterna que tenemos en Jesús.

Piensa acerca de la muerte, algo que es aparentemente irrevocable. Sin esperanza de algo más allá de la muerte, ¿qué esperanza hay para cualquiera de nosotros? Medita en todas las razones que tenemos para albergar nuestra esperanza al decir que la muerte no tiene la última palabra. Lleva tus respuestas a la clase y analízalas allí.

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